Por Danielle Franklin.
Vivimos en la era de la Sociedad 5.0, totalmente centrada en el ser humano. Con la aceleración de la transformación digital en el día a día de las personas, se ha vuelto esencial para las empresas pensar en sus clientes como individuos, cada uno con sus hábitos de consumo y deseos, con su rutina y sus pensamientos. Cada vez es más importante invertir en la personalización de las experiencias. Incluso las empresas B2B se enfrentan al desafío de preocuparse por los clientes de sus clientes y cómo ayudarles a tratar a cada persona como única. La pregunta que se hacen todos los días es: ¿cómo puedo innovar y ofrecer a mi cliente algo que le atraiga para quedarse conmigo y no irse con mi competidor?
En un universo cada vez más conectado, en el que la información llega a las personas casi a la velocidad de la luz, marcar la diferencia y hacerlo mejor se ha convertido en algo imprescindible. Es lo que ha separado a las empresas de éxito de las que están luchando por sobrevivir en un mercado cada vez más competitivo. La innovación es la clave. Además de mentes creativas e involucradas en el concepto de Open Innovation, la principal base de la innovación en la Sociedad 5.0 es entender los datos que genera cada persona.
Cada teléfono móvil, tablet, ordenador portátil y sus aplicaciones contienen una cantidad gigantesca de datos sobre los individuos: preferencias de lectura y música, dónde ha estado, dónde ha comido, qué tipo de restaurante prefiere, qué compró en la última temporada, qué tipo de ropa le gusta, qué talla usa, dónde se ha ejercitado y cómo, con quién ha hablado, a dónde ha viajado, cómo están sus constantes vitales, cuándo y dónde se hizo los últimos exámenes, así como las redes sociales más utilizadas.
Así, con tantos datos disponibles y tratados de acuerdo con la Ley General de Protección de Datos (LGPD), es posible tener una infinidad de soluciones innovadoras que miren al ser humano como único, haciendo intolerable, por ejemplo, que se le ofrezca, en una campaña de marketing, algo que no tiene nada que ver con sus hábitos de consumo. La clave está en cómo transformar esos datos en insights que puedan servir de base para innovaciones que contemplen perfiles diferenciados de manera personalizada. El cliente quiere que las marcas con las que se relaciona le reconozcan como único. Además, necesita percibir que la empresa realmente le conoce a tal punto que le ofrece algo que aporta más valor a su vida.
En la era de la Sociedad 5.0, ayudar a los clientes en sus desafíos cotidianos debe ser una preocupación constante entre las empresas que desean permanecer en el corazón del consumidor. No es casualidad que varias corporaciones cuenten con especialistas para el desarrollo de productos y servicios orientados a datos.
Seguro que has oído que los datos son el nuevo petróleo del mundo, que las empresas que desean sobrevivir en la nueva economía necesitan adoptar una cultura data-driven. Siguiendo esta premisa, la información se ha convertido en el mayor activo de una empresa, que, a su vez, necesita saber entender los datos para extraer los principales insights para su negocio. Con la información correcta, en el lugar correcto, la ventaja competitiva de las empresas se vuelve enorme.
Los datos, cuando están bien evaluados, pueden contribuir al desarrollo de nuevas estrategias centradas en el cliente. Pero son los seres humanos, con su creatividad intrínseca, los que definirán la mejor manera de trabajar con la información para generar experiencias memorables entre los clientes y las marcas.
Danielle Franklin es directora comercial de Scala, empresa del Grupo Stefanini con foco en la implantación de abordajes tecnológicos que exigen alto grado de especialización en negocios, como Analytics, Inteligencia Artificial, Hiperautomatización, Integración y Cloud.